La forma de gobierno del
Estado mexicano tiene como base el principio
de división de competencias entre los
poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial,
como instancias diferenciadas de autoridad
cuyas facultades y atribuciones se encuentran
jurídicamente reguladas y delimitadas.
Para su ejercicio, el
Poder de la Federación y el de las
32 entidades federativas se ajusta al esquema
clásico de división y equilibrio
de funciones entre el Ejecutivo, el Legislativo
y el Judicial.